Si pensabas que comprar productos en supermercados era más seguro pues estabas a salvo de los trucos típicos de ferias y mercados, quizá quieras reconsiderarlo.
Los supermercados deben ser (o al menos parecer) correctos, por lo que las trampitas pueden ser sutiles, de todos modos es probable que hayas notado más de una, pero por si no conocieras alguna, mejor revisar el listado para no ensartarse con alguna travesura o jugarreta:
1. Etiquetas corridas: etiquetas de precios en repisa casualmente desaparecidas o movidas al producto del lado. Esto muchas veces es por iniciativa de los reponedores-promotores de la marca para «promover» ciertos productos, especialmente si la competencia tiene productos a mejor precio. Últimamente se ve cada vez en forma más frecuente y se nota un patrón más allá de posible casualidad. Si sólo te fijaste en el precio y no en la descripción quizá te des cuenta de los precios distintos al pagar, pero en la práctica son pocos los que recuerdan los precios y además se fijan al momento de pasar por caja.
2. Producto granel con otro código: pides un producto granel y te lo pasan pero marcado con código de otro casualmente más caro. Me pasó con una vez con el pescado y otra hace poco con un Jamón en oferta. Cuando al pesar el encargado ingresó el código, justo justo justo era el de otro producto parecido pero de precio superior. Obviamente aquí no es la diferencia de precio el problema, sino que te quieran ver la cara.
3. Ofertas que no eran ofertas: Anuncio indica producto con descuento al pasar por caja, pero al pagar resulta que no era como se anunciaba, pero pocos se fijan en la caja o revisan la boleta después. Si uno alega, es probable que respeten el precio anunciado, pero hay que tener el tiempo y darse la lata de hacerlo (y quizá arriesgarte a que te digan que eres tacaño por «tan poca plata»).
4. Precios de referencia. Los «precios de referencia» no son muy buena referencia, y es que la recomendción viene de cerca. Habiendo monitoreado varios precios por meses, puedo confirmar que los precios tarjados no corresponden al precio inmediatamente anterior e incluso a veces a ninguno de los precios previos… pero algunos compradores siguen cayendo igual pensando que están aprovechando la gran oferta. Lo anterior no necesariamente quiere decir que el precio actual no sea un buen precio, el punto es que generalmente NO ES el precio anterior (como uno podría ingenuamente suponer). ¡Lógico, si siempre el precio fuera menor que el anterior, en poco tiempo sería todo gratis!
5. Ofertas Limitadas: En el catálogo viste un producto a un precio increíble pero cuando llegaste a comprarlo estaba agotado y no lo repondrían durante el día (pero ya que estamos acá, aprovechemos de comprar otras cosas). Los precios ultra económicos muchas veces son de stock MUY limitado que podría ser tan poco como 50 unidades con un par reposiciones al día (como cierta «oferta» de hace poco). Si quieres pillar la oferta, levántate temprano y llega al supermercado cuando las góndolas estén aún llenas o consulta antes a qué hora debieran ser las reposiciones.
6. Carnes reetiquetadas: Esto no es ningún secreto y ya ha sido avisado por diversos medios y reportajes; para minimizar pérdidas, en algunos supermercados las carnes han sido reenvasadas, reetiquetadas o incluso etiquetadas sin fecha de vencimiento, también están los porcentajes de grasa en las molidas que son calculados «al ojo». Y para qué vamos a hablar de los precios… Al comprar, fíjese al menos que no esté verde.
Y tal vez pienses que alguno de estos detallitos podría suceder sin mala intención por parte de los responsables, quizá tengas razón y sea mejor pensar así, pues es más saludable no hacerse mala sangre por unos pocos y cochinos pesos.
GERMÁN